Una vivienda experimental en una plantación de café familiar en Cundinamarca, Colombia
Casa Tejida es un ejercicio de responsabilidad profesional hacia el entorno y la sociedad donde se implanta. Durante el proceso de diseño y construcción forma una comunidad de trabajo y convivencia, que incluye al máximo número de agentes posibles en la toma de decisiones. El proceso se entiende como una oportunidad de aprendizaje y capacitación a través del prototipado y construcción de la vivienda.
Casa Tejida no solo está tejida físicamente, sino que también teje el paisaje donde está implantada mediante la participación en el proyecto de sus habitantes.
Esta casa se centra en la construcción social, el diseño abierto e inteligente y la arquitectura biodiversa y de bajo impacto ambiental e intenta innovar en modelos arquitectónicos para el futuro desarrollo de las zonas rurales de Colombia.
El Paraíso: Nocaima
En el mundo existen muchos paraísos, y La Vereda Fical es uno de ellos. Pertenece al municipio de Nocaima, en Cundinamarca, Colombia, a una hora y media de Bogotá, la capital del país. Es una comunidad rural y dispersa que consta aproximadamente de veinte familias dispuestas a lo largo de una vereda de montaña sin asfaltar de muy difícil acceso, donde cada familia dispone de recursos que comparte con el resto de la comunidad.
Hasta hace muy poco, la zona, por su cercanía con la capital pero su agreste y salvaje orografía, era de muy difícil acceso para los visitantes, llegando a estar aislada durante algunos días de mucha lluvia. Esta particularidad, junto al clima templado de la zona, ha hecho de esta ladera un lugar de una increíble biodiversidad, donde agricultores, plantaciones de café y caña de azúcar, bosques naturales de bambú, y los más variopintas especies animales, conviven en armonía.
Objeto crítico: Construyendo entornos de aprendizaje
Casa Tejida plantea una arquitectura que se relaciona con el entorno y contexto en el que se desarrolla pero no exclusivamente desde su forma física, sino desde los procesos de aprendizaje que ocurren a lo largo de todo el proceso. Al igual que las nuevas formas de aprendizaje ya no consisten en la transmisión de conocimiento de forma lineal o vertical, el proceso de construcción y diseño de Casa Tejida tiene desde el principio la voluntad de generar nuevas formas de colaboración entre todos los agentes que han participado en el proceso.
La construcción de una comunidad de transmisión de conocimiento y construcción colectiva es uno de los motores de la fase de construcción del proyecto. La formación de un equipo de obra que estaba compuesto de maestros de obra especializados, con jóvenes de la comunidad, en colaboración con el equipo de diseño, estudiantes y arquitectos, y los propios clientes, permite que el proceso de construcción y ensamblaje de la casa sea un semillero de aprendizaje y formación. Donde se conversa diariamente sobre nuevas formas de hacer arquitectura, agricultura y paisaje.
Vivir en la obra: Formando parte de la comunidad
El difícil acceso al lugar de la obra nos hizo tomar la decisión de instalarnos a vivir durante la obra en la comunidad de la vereda, a escasos metros de Casa Tejida. Construir esta comunidad, cuando construimos una arquitectura de forma tan cercana, y las relaciones que se producen alrededor hicieron que el conocimiento de cada uno de los habitantes fuese compartido y común a todos. Durante más de tres meses, todos los agentes implicados hemos estado viviendo en este terreno de fuerte pendiente.
Habitualmente, la gente del lugar suele generar pequeñas terrazas y explanadas donde ubican las casas, siempre de manera que los lados más largos van con la topografía. Esto genera un lado de la casa con muy buenas vistas y otro lado muerto, cerrado, un “patio trasero,” además de los problemas de estancamiento de agua de escorrentía que esto genera. Casa Tejida está ubicada perpendicular al terreno, adaptándose mejor al terreno existente y evitando grandes movimientos de tierra, tan habituales en la zona, aprovechando la mejor orientación solar y creando en el exterior dos jardines completamente diferentes.
Inteligencias colectivas: Aprendiendo de técnicas constructivas locales
La casa se inspira en las viviendas palafíticas de Colombia, disponiendo cada 126 cm un módulo-cercha de madera. Hace alusión a la arquitectura prehispánica, donde, de manera intercalada, unas columnas se entierran en el suelo y otras simplemente se apoyan sobre piedras. La idea es que en los primeros años los postes enterrados sostienen la casa, pero con el tiempo, al deteriorarse, el peso pasa también a las columnas apoyadas sobre las piedras.
En una primera fase de diseño, tomamos la decisión de comenzar la obra sin haber resuelto algunos de los materiales que se utilizarían en los acabados. Planteamos un diseño en fases que podía modificarse una vez iniciada la obra, con la intención de explorar la región en busca de soluciones constructivas no estandarizadas e inteligentes que pudieran aplicarse al diseño.
Encontrar el cerramiento perfecto para la casa fue uno de los momentos más hermosos del proceso. De camino a la casa desde Bogotá, a escasos veinte minutos de la misma, conocimos a María, quien tiene un negocio a los pies de la carretera principal de tejido de muebles con fibras naturales. Juntos trabajamos en la adaptación de sus técnicas de tejido de mobiliario para convertirlas en un elemento constructivo arquitectónico, lo cual resultó en una aplicación innovadora para el proyecto y también para María.
Nos contaron mal el cuento de los tres cerditos: Huir del hormigón como única solución constructiva
En Colombia, a pesar de su riqueza natural y de bosques, no existe mucha tradición en la construcción en madera; las arquitecturas palafíticas se entienden como construcciones de comunidades pobres o edificaciones para turistas en zonas caribeñas. Desde que trabajamos juntos, Santiago Pradilla y Zuloark, estamos obsesionados con proponer arquitecturas utilizando materiales más acordes con los lugares en los que se encuentran, generando un menor impacto y ofreciendo soluciones arquitectónicas de alta calidad e innovación, sin suponer un incremento excesivo en el costo.
Casa Tejida tiene como premisa explorar e intentar innovar en este aspecto, trabajando con soluciones prefabricadas pero con un alto grado de artesanía, donde los gremios de la madera y los detalles en metal se producen como piezas de un rompecabezas para ensamblar en la obra de forma muy rápida. Formamos un grupo de pequeñas empresas que trabajamos juntas para desarrollar una nueva forma de construir en Colombia, utilizando madera de origen certificado que permita a las comunidades comprender otros paradigmas de cómo hacer sus casas: más en armonía con el entorno, mejor ventiladas, y, en definitiva, más saludables y habitables.
Diseño abierto
La forma en que está diseñada y construida Casa Tejida, inspirada en la fabricación digital y los sistemas de código abierto, hace que sea comprensible para todos. El crecimiento de la estructura en obra ha supuesto, en sí mismo, un aprendizaje para la comunidad. Pero no solo eso, el diseño abierto y replicable ha permitido que cualquier persona interesada, desde los clientes hasta los propios arquitectos y diseñadores del equipo, pueda participar en su ensamblaje.
Menos es menos. Construir menos es una obligación para el futuro
Construir menos, construir menos y mejor fue el primer ejercicio de responsabilidad que asumimos junto con los clientes. Habitualmente, tendemos a pensar que disponer de estancias y zonas para cada uno de los usos deseados es la mejor forma de concebir nuestra vivienda. Ha sido un ejercicio de responsabilidad por parte de Pablo y Juana, en colaboración con el equipo de arquitectos, entender que, para tener una casa de mayor calidad, que tenga un impacto ambiental, económico y político menor, debemos construir menos. Esto ha implicado repensar la manera en que se vive en la casa y todas las experiencias que se pueden tener en ella. Con una superficie construida en planta de unos 60 m², pero aprovechando todos los recovecos de la estructura y los espacios intermedios y cubiertos, se logran casi 120 m² útiles.
La casa y su suelo de madera
Entramos por un pequeño espacio, más bajo, donde nos descalzamos. Toda la superficie de madera del suelo de la casa es un área para sentarse. También eliminamos los espacios de transición; uno está en el campo o en la casa simultáneamente, sin puntos medios. La casa se convierte en un refugio, un lugar ligeramente apartado del bosque y de la finca natural, pero en total relación con la biodiversidad. Esta casa no solo construye menos en área, sino también con menos materiales. Prescinde de elementos constructivos como divisiones interiores, aislantes y revestimientos en fachadas, suelo y cubierta. Las condiciones climáticas lo permiten, siendo una casa completamente abierta al entorno, donde, algunas mañanas, las nubes entran para el desayuno.
¿Qué significa estar en casa? ¿Dónde realmente termina la casa? La casa invita a recorrerla, a ser consciente de la luz. En la casa uno nunca está completamente dentro; siempre se está un poco fuera. La casa invita a habitarla de una manera especial. Estás arriba o estás abajo. Está abierta o está cerrada. Estás en el cultivo de café o en ese oasis húmedo, entre la magia de las orquídeas, los helechos y el bambú.